El cambio horario ¿Realmente ahorramos energía?

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Cada año, a finales de marzo y octubre, millones de personas en Europa adelantan o atrasan sus relojes con la llegada del horario de verano e invierno.

Este ajuste, que se implementa con la idea de aprovechar mejor la luz natural y reducir el consumo energético, genera debate sobre su efectividad y sus posibles repercusiones en la salud y la economía. Pero, ¿realmente se ahorra energía con el cambio horario?

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El objetivo del cambio horario

El cambio horario se originó con la finalidad de optimizar el uso de la luz solar y disminuir la dependencia de la energía artificial, especialmente en la iluminación y la calefacción.

Al adelantar una hora el reloj en primavera, se busca extender la luz del día hasta más tarde en la jornada laboral, reduciendo así la necesidad de electricidad en hogares y oficinas. Sin embargo, los estudios recientes han puesto en duda si este objetivo se cumple de manera efectiva.

¿Se ahorran realmente recursos energéticos?

Diferentes informes de la Unión Europea y organismos energéticos han evaluado el impacto del cambio horario en el consumo energético. Si bien en décadas pasadas los ahorros energéticos eran más significativos, con los avances en tecnología y eficiencia en la iluminación (como el uso de bombillas LED), el impacto del cambio horario en el ahorro energético ha disminuido considerablemente.

Un informe de la Comisión Europea en 2018 concluyó que los ahorros energéticos eran marginales, situándose entre el 0,1 % y el 0,5 % del consumo total.

Esto se debe a que, aunque se reduce el uso de iluminación artificial, hay un aumento en el uso de calefacción por las mañanas y de aire acondicionado por las tardes, lo que compensa en gran parte el ahorro inicial.

Impacto en la salud

Más allá del ahorro energético, el cambio de hora tiene efectos en la salud. Varias investigaciones han demostrado que los ajustes en el reloj biológico pueden provocar alteraciones en el sueño, fatiga, estrés y hasta un ligero aumento en los riesgos de problemas cardiovasculares en los días posteriores al cambio horario.

Además, estudios han indicado un incremento en los accidentes de tráfico y la productividad laboral debido a la falta de adaptación del organismo a la nueva hora.

Normativa de la UE y futuro del cambio horario

En 2018, la Comisión Europea propuso eliminar el cambio horario tras una consulta pública en la que el 84 % de los ciudadanos europeos votó a favor de su abolición. Sin embargo, la aplicación de esta medida quedó estancada debido a la falta de consenso entre los Estados miembros sobre si mantener el horario de verano o el de invierno de manera permanente. A día de hoy, el cambio horario sigue vigente en la UE bajo la Directiva 2000/84/CE, que establece las fechas oficiales para los ajustes de horario en primavera y otoño. 

Sin embargo, el debate sigue abierto y es posible que en el futuro la Unión Europea decida eliminar esta práctica.

Entonces… ¿Cambio de horario sí o no?

Si bien el cambio horario tuvo un impacto positivo en el ahorro energético en el pasado, su efectividad ha disminuido con los avances tecnológicos y el cambio en los hábitos de consumo. Además, sus efectos negativos en la salud y la productividad generan preocupaciones adicionales.

Con la normativa en discusión, es posible que en los próximos años asistamos al fin de esta práctica en Europa. Hasta entonces, seguimos ajustando nuestros relojes cada primavera y otoño, con la incertidumbre de si realmente merece la pena.

De todos modos, desde Socaire, apostamos por la eficiencia y los buenos hábitos de consumo para mitigar nuestra huella de CO2 y generar ahorros económicos, sin olvidar que la energía más limpia y barata es la que NO se consume.

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